Ana Maria Amar Sánchez propone todas las características que un texto no-ficcional debe tener para ser llamado de esa manera. Ella empieza por establecer que un texto no-ficcional plantea problemas teóricos, aunque no son una repetición de lo real, sino que construyen el relato a través de las herramientas del género narrativo.
Debido a esta particularidad, muchos críticos, fundamentalmente de EE.UU. (donde es llamado ‘Nuevo Periodismo’), lo consideran un sistema en constante desequilibrio entre lo periodístico y lo narrativo, “Ven el género como una forma ambigua, mezcla de ficción y testimonio, y lo definen como un hibrido, producto de cruce en el que los procedimientos literarios ‘mejoran’ la condición inicial del material”
Sin embargo, la crónica excluye lo ficticio, trabaja con material real, con noticias investigaciones y hechos que realmente ocurrieron. Al respecto la autora plantea que “el texto de no-ficción es una versión que enfrenta otras versiones de los mismos hechos, solo que trabaja sin omitir testimonios, grabaciones y discursos que las otras silencian. Es una versión diferente que para constituirse narrativiza, ya sea por el modo de disponer el material como por la reconstrucción de los diálogos, la descripción de los ‘personajes’, el sistema secuencial, y se arriesga, incluso a aceptar supuestos”
A pesar de que este género es muy utilizado en el ámbito periodístico, trata por todas las formas de separarse de él, de diferenciarse de una noticia o una entrevista, debido a que actualmente, los medios de comunicación, se encuentran muy desprestigiados por no ser totalmente objetivos y transparentes, “lejos de contribuir a la alineación y manipulación que se le atribuye a los medios masivos, parece oponerse a ellas en la medida en que subvierte el conjunto de convenciones que lo sostienen”.
Por otro lado, la no-ficción no quiere asemejarse a la masividad que caracterizan a los mass media, “si en los medios se trata de construir un sistema de estrategias que produzca un ‘efecto de verdad’, lo creíble, la no-ficción, por el contrario, cuestiona permanentemente todo intento de lectura ‘consumista’”.
Noelia Santolini
Debido a esta particularidad, muchos críticos, fundamentalmente de EE.UU. (donde es llamado ‘Nuevo Periodismo’), lo consideran un sistema en constante desequilibrio entre lo periodístico y lo narrativo, “Ven el género como una forma ambigua, mezcla de ficción y testimonio, y lo definen como un hibrido, producto de cruce en el que los procedimientos literarios ‘mejoran’ la condición inicial del material”
Sin embargo, la crónica excluye lo ficticio, trabaja con material real, con noticias investigaciones y hechos que realmente ocurrieron. Al respecto la autora plantea que “el texto de no-ficción es una versión que enfrenta otras versiones de los mismos hechos, solo que trabaja sin omitir testimonios, grabaciones y discursos que las otras silencian. Es una versión diferente que para constituirse narrativiza, ya sea por el modo de disponer el material como por la reconstrucción de los diálogos, la descripción de los ‘personajes’, el sistema secuencial, y se arriesga, incluso a aceptar supuestos”
A pesar de que este género es muy utilizado en el ámbito periodístico, trata por todas las formas de separarse de él, de diferenciarse de una noticia o una entrevista, debido a que actualmente, los medios de comunicación, se encuentran muy desprestigiados por no ser totalmente objetivos y transparentes, “lejos de contribuir a la alineación y manipulación que se le atribuye a los medios masivos, parece oponerse a ellas en la medida en que subvierte el conjunto de convenciones que lo sostienen”.
Por otro lado, la no-ficción no quiere asemejarse a la masividad que caracterizan a los mass media, “si en los medios se trata de construir un sistema de estrategias que produzca un ‘efecto de verdad’, lo creíble, la no-ficción, por el contrario, cuestiona permanentemente todo intento de lectura ‘consumista’”.
Noelia Santolini
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