En esta crónica Walsh trabaja mucho con las descripciones de los lugares, creo que esta estrategia de escritura logra insertarnos a lo largo del relato en el lugar donde están ocurriendo los hechos, la forma de describir los lugares, olores, y colores nos pintan un cuadro multicolor donde se figuran los sentimientos, decepciones y esperanzas de las personas que emigraron hacia Misiones, buscando la tierra prometida.
“Sobre la tierra roja que se abre muy cerca en perspectivas de selva, las muchachas bailan vestidas con el kimono y el obi multicolores y tocadas con grandes sombreros de paja. El tiempo, el sol y el agua han propiciado la cosecha que las conmovidas voces agradecen al cielo en su canto, mientras las manos miman el movimiento de sembrar.
Las campesinas que en la media luz del crepúsculo reviven las antiguas invocaciones mágicas se llaman Yashiko Takeichi, Aíko Kanmuse, Sachiko Kawamura, Yoshiko Kotó, pero sobre el fondo de la fotografía que registra su danza, se recorta sombrío en el cielo un lapacho.
Porque esto no es Japón. Esto es Misiones”
Rodolfo Walsh comienza por contar el final del recorrido como forma de “enganchar” al lector para conocer por qué su investigación terminó de esa forma.
“Cuando Pablo Alonso y yo nos vamos esa tarde de Colonia Lujan, llevamos la pena de no quedar más tiempo con esa gente maravillosa y desdichada. Y en los lugares más imprevistos me asalta la melodía del kono ionó haná, desgarrando la tarde; me sonrío con la seriedad imperturbable del niño Sinichi; o dialogo sin palabras posibles con la viejita Yatsuda que perdida quién sabe en qué brumas de separación y congoja cose sus paquetes para irse”
La estructura de la crónica se presenta por bloques, bloques que marcan el recorrido por los lugares donde dejó su huella, esta forma de organizar el texto es mas ordenada, logra que el lector se centre en cada bloque y logre entender el por qué de cada relato.
Comienza por describir como esta comunidad de unas 90 familias llegó a la fascinante y salvadora tierra de Misiones. Luego continúa su relato describiendo las familias y las personas a la que visitó, el fracaso de sus cosechas y el arrepentimiento de haber emigrado.
El autor no deja ningún detalle echado al azar, la estructura cronológica de la misma, es un detalle que tampoco se le escapó. Comienza por el final, pero luego de una breve introducción, nos guiará por una camino lineal y perfectamente cronológico, desde su primer vista la casa de Sadehiro Yamato, pasando por la abandonada casa de la vieja Yatsuda, hasta la escuela. Sin embargo, tras cada bloque el escritor se remonta a las vidas y promesas incumplidas de todos ellos. El autor logra con este texto recrear la vida de estos habitantes de ojos rasgados y atuendos coloridos. A su vez logra hacernos sentir la de desesperanza que ellos sienten. Es un autor que a través de sus descripciones logra no sólo capturar la atención del lector, sino también atraparlo en el relato.
Como dice Piglia en su texto “Walsh y el lugar de la verdad”, “Este conjunto de prácticas y estrategias de escritura que se combinan para formar la obra múltiple y única de Rodolfo Walsh. El relato policial, el panfleto, el ensayo, la historia, la denuncia, el testimonio político, la autobiografía, el periodismo, la ficción: todos estos registros se unen sostenidos por una escritura que sabe modular los ritmos y matices de la lengua nacional. Walsh era capaza de escribir en todos los estilos y su prosa es uno de los grandes momentos de la literatura argentina contemporánea”
Noelia Santolini
“Sobre la tierra roja que se abre muy cerca en perspectivas de selva, las muchachas bailan vestidas con el kimono y el obi multicolores y tocadas con grandes sombreros de paja. El tiempo, el sol y el agua han propiciado la cosecha que las conmovidas voces agradecen al cielo en su canto, mientras las manos miman el movimiento de sembrar.
Las campesinas que en la media luz del crepúsculo reviven las antiguas invocaciones mágicas se llaman Yashiko Takeichi, Aíko Kanmuse, Sachiko Kawamura, Yoshiko Kotó, pero sobre el fondo de la fotografía que registra su danza, se recorta sombrío en el cielo un lapacho.
Porque esto no es Japón. Esto es Misiones”
Rodolfo Walsh comienza por contar el final del recorrido como forma de “enganchar” al lector para conocer por qué su investigación terminó de esa forma.
“Cuando Pablo Alonso y yo nos vamos esa tarde de Colonia Lujan, llevamos la pena de no quedar más tiempo con esa gente maravillosa y desdichada. Y en los lugares más imprevistos me asalta la melodía del kono ionó haná, desgarrando la tarde; me sonrío con la seriedad imperturbable del niño Sinichi; o dialogo sin palabras posibles con la viejita Yatsuda que perdida quién sabe en qué brumas de separación y congoja cose sus paquetes para irse”
La estructura de la crónica se presenta por bloques, bloques que marcan el recorrido por los lugares donde dejó su huella, esta forma de organizar el texto es mas ordenada, logra que el lector se centre en cada bloque y logre entender el por qué de cada relato.
Comienza por describir como esta comunidad de unas 90 familias llegó a la fascinante y salvadora tierra de Misiones. Luego continúa su relato describiendo las familias y las personas a la que visitó, el fracaso de sus cosechas y el arrepentimiento de haber emigrado.
El autor no deja ningún detalle echado al azar, la estructura cronológica de la misma, es un detalle que tampoco se le escapó. Comienza por el final, pero luego de una breve introducción, nos guiará por una camino lineal y perfectamente cronológico, desde su primer vista la casa de Sadehiro Yamato, pasando por la abandonada casa de la vieja Yatsuda, hasta la escuela. Sin embargo, tras cada bloque el escritor se remonta a las vidas y promesas incumplidas de todos ellos. El autor logra con este texto recrear la vida de estos habitantes de ojos rasgados y atuendos coloridos. A su vez logra hacernos sentir la de desesperanza que ellos sienten. Es un autor que a través de sus descripciones logra no sólo capturar la atención del lector, sino también atraparlo en el relato.
Como dice Piglia en su texto “Walsh y el lugar de la verdad”, “Este conjunto de prácticas y estrategias de escritura que se combinan para formar la obra múltiple y única de Rodolfo Walsh. El relato policial, el panfleto, el ensayo, la historia, la denuncia, el testimonio político, la autobiografía, el periodismo, la ficción: todos estos registros se unen sostenidos por una escritura que sabe modular los ritmos y matices de la lengua nacional. Walsh era capaza de escribir en todos los estilos y su prosa es uno de los grandes momentos de la literatura argentina contemporánea”
Noelia Santolini
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