Unos de los acercamientos más significativos que tuve con la escritura, aunque tardío, fue en el año 2002, momento en el cual estaba cursando él ultimo año de mis estudios secundarios. En ese momento la profesora de lengua y literatura, con motivo de nuestra “despedida” del colegio, nos hizo escribir un texto en el que el aula nos despedía. La idea fue sacada de un texto que realmente no recuerdo, sin embargo, aunque al principio me pareció un poco extraño, logró que yo sacara los sentimientos e ideas más profundos que tenia guardados, y si bien al principio no sabia que escribir, de un momento a otro, tenia escrita una página entera. No sé, sentí que en ese momento de reflexión mi mente se abría y mi mano se movía casi sin pensarlo, me parece que fue un momento único de inspiración, en el que el escritor vuelca sobre la hoja en blanco todos los sentimientos y pensamientos casi sin pensarlo.
Aunque en un principio no comprendí lo que la profesora quería lograr con el ejercicio, luego de hacerlo todas las piezas del rompecabezas encajaron perfectamente. Griselda, la profesora, intentaba hacernos reflexionar con la escritura y ubicarnos a nosotros en un papel de emisor y receptor al mismo tiempo, como si estuviéramos manteniendo una conversación con nosotros mismos.
Tal vez ese ejercicio, a pesar de tener un largo recorrido de escritura previo, me sirvió para comenzar a reflexionar acerca de la escritura desde otro lugar, ya no tomarlo como un simple ejercicio que me mandaban los profesores, sino como una herramienta de reflexión y porque no de “autoayuda”.
Continuando con un tema muy relacionado con la escritura continuaré narrando mis experiencias con la lectura, habitualmente me gusta mucho leer, aunque por falta de tiempo no lo haga muy seguido.
Unos de los libros que más me gustó, y por consiguiente me “marcó” fue El túnel de Ernesto Sábato. El libro me atrapó desde el principio, creo que si un libro en las primeras treinta páginas no te atrapa lo mejor es dejarlo y empezar con otro que te interese más. Tal vez el motivo de esta captura fue que comencé a leerlo sin sentir la obligación de tener que hacerlo, como me ocurría con los libros que me enviaban a leer para el colegio.
Ese libro fue el puntapié inicial que me abrió la mente y me acercó a otros libros similares y otros no tanto. A partir de ese momento comencé a tomar la lectura mas enserio, tomarla como un hobbie mas que como solo ejercicios de colegio.
Noelia Santolini
Aunque en un principio no comprendí lo que la profesora quería lograr con el ejercicio, luego de hacerlo todas las piezas del rompecabezas encajaron perfectamente. Griselda, la profesora, intentaba hacernos reflexionar con la escritura y ubicarnos a nosotros en un papel de emisor y receptor al mismo tiempo, como si estuviéramos manteniendo una conversación con nosotros mismos.
Tal vez ese ejercicio, a pesar de tener un largo recorrido de escritura previo, me sirvió para comenzar a reflexionar acerca de la escritura desde otro lugar, ya no tomarlo como un simple ejercicio que me mandaban los profesores, sino como una herramienta de reflexión y porque no de “autoayuda”.
Continuando con un tema muy relacionado con la escritura continuaré narrando mis experiencias con la lectura, habitualmente me gusta mucho leer, aunque por falta de tiempo no lo haga muy seguido.
Unos de los libros que más me gustó, y por consiguiente me “marcó” fue El túnel de Ernesto Sábato. El libro me atrapó desde el principio, creo que si un libro en las primeras treinta páginas no te atrapa lo mejor es dejarlo y empezar con otro que te interese más. Tal vez el motivo de esta captura fue que comencé a leerlo sin sentir la obligación de tener que hacerlo, como me ocurría con los libros que me enviaban a leer para el colegio.
Ese libro fue el puntapié inicial que me abrió la mente y me acercó a otros libros similares y otros no tanto. A partir de ese momento comencé a tomar la lectura mas enserio, tomarla como un hobbie mas que como solo ejercicios de colegio.
Noelia Santolini
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