miércoles, 25 de junio de 2008

Escriturarte

Siempre me gusto el arte, los colores, las manchas que al mezclarse dejan descubrir figuras humanas, geométricas, o simplemente siguen siendo manchas, manchas y manchas. La música, las esculturas. En fin, todo lo relacionado al arte.
Sin embargo a la hora de elegir una carrera me incline hacia comunicación, creo que en principio la elegí porque me gustaba muchísimo, escribir, leer, expresar mis ideas. Esa decisión me hizo relegar ese espíritu artístico que me impulsaba. Ahora, varios años después de ese suceso comprendo que la escritura es arte y me gratifica saber que finalmente ese espíritu innato de artista continúa en mí.
A partir de este ensayo pretendo establecer las pautas básicas por las cuales considero que la escritura es considerada arte, y ligado a ello, cuáles son la consignas para dicha designación y cuándo se puede considerar que estamos ante una buena escritura, es decir ante una obra de arte. (Utilizaré en este ensayo la frase “obra de arte” como sinónimo de escritura)
El impulso que me lleva a considerar esta hipótesis es el mismo que me lleva a echar un vistazo al concepto de arte y así poder comenzar humildemente a dilucidar mi teoría. La definición de arte establece que esta actividad “requiere de un aprendizaje y puede limitarse a una habilidad técnica; como al mismo tiempo ampliarse hasta el punto de incluir una visión particular del mundo”. En este sentido, puedo establecer que la escritura, para que sea considerada buena escritura, requiere de un aprendizaje. Este aprendizaje se logrará no sólo practicando dicha técnica, sino también leyendo. La lectura constante es una de las condiciones básicas para los escritores, ya que abre la ventana hacia un mundo desconocido, y en base a esto podemos formarnos nuestra propia visión del mundo y explayarnos en el papel.
Continuando con la definición, se plantea que “El talento o habilidad que se requiere para ejercerlo está siempre situada en un contexto literario, musical, visual o de puesta en escena. El arte involucra tanto a las personas que lo practican, como a quienes lo observan; la experiencia que vivimos a través del mismo puede ser del tipo intelectual, emocional, estético o bien una mezcla de todos ellos”
En base a esta definición puedo afirmar, a mi modo de ver, que la escritura es arte, porque requiere de una destreza que se logra solo con la práctica. Sin embargo, como ocurre con cualquier otra faceta de esta disciplina, no todos los trabajos son considerados artísticos.
Mi experiencia y mis enseñanzas acerca de la escritura me conducen a pensar que para que algo sea considerado una obra de arte es necesario que se cumpla con ciertas pautas estéticas previamente establecidas, por ejemplo, el dibujo de un niño de seis años no es considerado una obra de arte, a pesar de que engloba un aspecto pictórico. En base a esto quise averiguar qué tipo de escrituras pueden ser llamadas arte y porqué.
Al igual que la pintura o la escultura, la escritura puede ser llamada arte cuando está bien utilizada, y sigue con los parámetros correctos, es decir, la escritura es sinónimo de obra de arte cuando dicha herramienta esta utilizada correctamente, cuando esta bien escrita y redactada. Pero por sobre todas las cosas cuando el trabajo en cuestión es innovador, original, cuando rompe con el orden establecido. Es allí cuando se puede hablar de obra de arte, un ejemplo de innovación es el texto de Julio Cortazar Continuidad de los parques, en el que el protagonista se sienta a leer un libro y de repente, y sin que nosotros lo notemos, se convierte en la víctima de la propia historia que esta leyendo.
Siempre me pregunte cómo escribir bien, y debo aclarar, para todos aquellos lectores a los cuales llegue esta reflexión ¿Qué significa, a mi criterio, escribir bien?
Creo que alguien que escribe bien no lo hace sólo cuando escribe sin faltas de ortografía, ni manteniendo la coherencia y cohesión del texto. Sino cuando logra atrapar al lector e insertarlo dentro del mismo. Un texto es bueno cuando el lector, al terminar la página, continúa pensando y reflexionando sobre lo que leyó. Por supuesto, eso no es nada fácil de lograr. Sucede que muchas veces, un escritor inexperto, como podemos ser cualquiera de nosotros, no logra el objetivo deseado y termina por aburrir a su lector, obviamente el ejercicio de la escritura y la lectura es lo único que nos garantiza la solución de este inconveniente.
Luego de todo este análisis siento que un texto puede ser considerado una obra de arte, si se cumplen con dos requisitos, que al complementarse logran la misión. En primer lugar, la escritura debe estar acompañada por el uso correcto de las reglas gramaticales. Con respecto a esto Cassany plantea los tres pasos que los escritores debemos seguir a la hora de crear un texto,
“Planificar. En el proceso de planificación los escritores se forman una representación mental de las informaciones que contendrá el texto”
Redactar. El escritor transforma las ideas que tiene en el lenguaje visible y comprensible para el lector. El escritor tendrá que convertir las ideas abstractas en lenguaje escrito, tangible y comprensible para el lector. Expresa, traduce y transforma estas representaciones abstractas en una sola secuencia lineal de lenguaje escrito”
Examinar. Los autores deciden conscientemente releer todo lo que han planificado y escrito anteriormente. Por lo tanto, no solo se examinan las ideas y las frases que se han redactado, sino también todos los planes y objetivos que se han elaborado mentalmente”. [1] CASSANY, Daniel, “Un proceso cognitivo”, en Describir el escribir: cómo se aprende a escribir, Paidós, Barcelona, 1993
Este es el aspecto más fácil de la escritura, sin embargo, si bien la estructura es uno de los puntos básicos a la hora de publicar un texto, no es sólo el cuidado en dichas formas lo que nos convierte en buenos escritores, y mucho menos lo que convierte a nuestro escrito en una verdadera obra de arte
Muchas veces caemos en el error de sólo mirar la estructura del texto y centrarnos en que sea coherente, no le falten puntos ni comas, y mucho menos que tenga faltas de ortografía. Sin tener en cuenta la importancia y el poder que adquirimos escribiendo sobre algún tema, al respecto Patricia Suárez en La escritura literaria establece que, “La escritura implica una serie compleja de sucesos, estrategias, técnicas y conocimientos explícitos e implícitos que permiten interpretar y producir textos con diversas funciones y sus finalidades en contextos sociales de uso” La utilización de esta herramienta puede ser la puerta de entrada hacia un futuro exitoso, aunque también puede convertirse en un cuarto oscuro y sin salida. SUAREZ, Patricia, La escritura Literaria. Ediciones Homo Sapiens. Rosario, 2002
Creo que la práctica de la escritura se basa justamente en aprehender y aprender a manejar nuestro texto y a decir lo que realmente queremos y como lo queremos. Mantener una escritura constante agiliza la escritura, la mejora y por sobre todas las cosas la convierte en una obra de arte. Creo que el aprendizaje de esta disciplina es fundamental ya que “La lengua escrita es el principal vehiculo de transmisión de conocimientos. Es asimismo el que goza de mayor prestigio sociocultural, de modo que el acceso a determinados niveles de la estratificación social resulta imposible sin su dominio” SUAREZ, Patricia, La escritura Literaria. Ediciones Homo Sapiens. Rosario, 2002
La escritura nos abre la puerta a un mundo desconocido, que como tal, al principio, nos sorprenderá, pero a su vez este nuevo mundo implica una gran responsabilidad, ya que nuestros pensamientos, ideologías y miradas del mundo dejan de ser “personales e íntimos” para convertirse en públicos, motivo por el cual debemos ser conscientes de lo que hacemos, como lo hacemos y por qué, ya que nunca se sabe cuando podemos ser descubierto por alguna mirada curiosa y completamente desconocida por nosotros y llevarnos al estrellato o impulsar una caída vertiginosa hacia la eterna oscuridad.
Al enfrentarme a la hoja en blanco descubrí muchos secretos de dicho género, creía que la escritura era uno de los ejercicios más fáciles de crear. Sin embargo, al transitar por dicha experiencia mi “teoría” fue desbaratada. En principio porque escribir es mucho más difícil de lo que creía, tras cada palabra escrita se tiene que mantener al lector expectante, interesado en lo que se esta contando, siguiendo esta línea argumentativa Maria Cristina Alonso en El oficio del escritor sostiene que, “hay un concepto muy generalizado que supone al acto de la escritura como un mero hecho de la inspiración, de tal manera que el escritor resulta ser un elegido, alguien que ha nacido tocado por la varita mágica y que es capaz de llamar a la musa para que le dicte su obra. El mito de la inspiración le ha quitado a la escritura, como a cualquier otro arte, el sentido de oficio, de trabajo, de esfuerzo. Nadie puede escribir de la nada; es cierto que quien ha decidido dedicar su vida a las letras tiene, por encima de un carpintero, un ingeniero, un medico o un jardinero, un manejo mas fluido de la lengua, que ha amado desde la infancia a las palabras y que ha decidido vivir para siempre con ellas. Pero lo demás e adquiere con la practica y la lectura constante y permanente; con una profunda capacidad de autocrítica, leyendo y releyendo borradores...” ALONSO, Maria Cristina, en La escritura Literaria. Ediciones Homo Sapiens. Rosario, 2002
Trabajar con un texto escrito involucra una gran responsabilidad, al escribir algo, por más mínimo que sea, estamos comunicando un mensaje. Mensaje que como tal tiene un objetivo que puede ser explicito o puede ser implícito.
La escritura implica mucha investigación y detalle sobre el tema a tratar, aunque este saber no sea explícitamente mostrado. Todo relato tiene una historia oculta, esta historia va a depender de la subjetividad del escritor y su mirada del mundo. Coincido con Piglia cuando plantea que “Todas la historias del mundo se tejen con la trama de nuestra propia vida. Lejanas, oscuras, son mundos paralelos, vidas posibles, laboratorios donde se experimenta con las pasiones personales”.
Imagino por todos estos argumentos planteados que la escritura es, en definitiva, una de las tantas disciplinas del arte por excelencia. Si un escritor puede transmitir con su texto la realidad de una época o circunstancia, puede consagrarse como un gran escritor.
Tal vez el lector de este ensayo no coincida con los argumentos propuestos por mí, y se decepcione por haberse detenido a leer estas páginas. Mi humilde forma de refutar esto es planteando que la escritura nos empuja a un mundo imaginario que nos invita a recorrer un camino de héroes, hadas y cuentos maravillosos, pero que sin embargo nos muestra implícitamente la realidad en su faceta mas profunda.

Noelia Santolini

1 comentario:

María Cristina Alonso dijo...

Me gustó mucho tu blog. Gracias por citarme. Te invito a visitar el mío. Un saludo afectuoso Cristina (www.labibliotecadecristina.blogspot.com